sábado, 21 de diciembre de 2013

Cosecha del cultivo de alfalfa

Cosecha
Las actividades fundamentales de la cosecha del forraje de alfalfa que requieren especial cuidado son corte, juntado (alomillado o achorizado) y empacado.
Corte. Se recomienda cortar la alfalfa cuando tenga entre un 5 a 10 por ciento de floración o cuando los rebrotes nuevos tengan un tamaño entre los 5 a 7 centímetros.
En el Cuadro 2, se menciona el efecto que se produce en el cultivo de la alfalfa, de acuerdo con el estado de madurez que presenten las plantas.
CUADRO 2. EFECTO DE LA ETAPA DE CORTE EN EL CULTIVO DE ALFALFA.
 
Estado de madurez
Hojas
(%)
P.C.
(%)
ADF
(%)
NDF
(%)
VRF
(%)
Dig.
(%)
Rendimiento
ton de MS/ha
BotónInicio de floración
50% de floración
100% de floración
> 4030-40
20-29
< 30
> 1916-19
13-15
< 13
< 3030-35
36-40
> 40
< 4040-45
46-50
> 50
> 140124-140
101-123
< 100
6563
61
59
1.82.2
2.2
2.1
        Fuente: Nuñez, 1984; Pioneer, 1990. 
 
Para lograr la máxima calidad y rendimiento se sugiere realizar los cortes cada 25 a 28 días en primavera y verano; en el otoño cada 30 a 35 días y en invierno cada 40 a 45 días.
El número de días entre cortes depende de la luz solar, período en el cual la planta debe alcanzar una madurez óptima de cosecha y almacenar reservas de recuperación para un siguiente corte, de acuerdo a cada estación del año, dando como resultado una mayor longevidad en el cultivo.
La alfalfa se debe cortar entre los 5 a 7 centímetros sobre la superficie del suelo, ya que a esa altura no se daña la corona de la planta ni los rebrotes, los cuales serán el forraje del siguiente corte.
Juntado (alomillado o achorizado)Para lograr el éxito en el juntado del forraje, se sugiere hacer esta actividad cuando el forraje tiene aproximadamente un 20 por ciento de humedad, y una vez junto, se sugiere dejarlo asolear un día más, hasta que alcance alrededor del 16 a 18 por ciento de humedad.
La forma y el momento del juntado determinan la calidad del forraje. Cuando se va e empacar es recomendable no juntar cuando esté muy seco porque se le caen las hojas, ni muy húmedo porque se "foguea" y se pudre.
EmpacadoEs la acción final del proceso de cosecha. Para lograr un buen empaque y obtener forraje de alta calidad, es importante sincronizar las actividades de juntado y empacado, de tal forma que la alfalfa sea manejada con un contenido de humedad entre el 16 al 18 por ciento para evitar la caída de las hojas por el golpeteo de la empacadora. 

Plagas y enfermedades del cultivo de alfalfa


Plagas
En el cultivo de alfalfa destinada a la producción de forraje, las plagas más comunes que afectan a la planta son los áfidos (pulgón verde y pulgón manchado) y el gusano soldado; sin embargo, su control químico no es recomendable, ya que al suministrar forraje con insecticidas se corre el riesgo de intoxicación del ganado.
Una medida práctica para el control de las plagas mencionadas consiste en realizar cortes prematuros, debido a que así se reduce su proliferación.
 
Control de maleza
La presencia de maleza dentro de un cultivo de alfalfa es un factor determinante en la obtención de rendimientos bajos y forraje de mala calidad, por lo que se sugiere controlar la maleza inclusive desde el momento del establecimiento del alfalfar y mantener vigoroso el cultivo durante su etapa productiva.
Existen varios métodos para reducir la incidencia de la maleza en el terreno y, para lograrlo, pueden conjugarse las siguientes prácticas: preparación adecuada del terreno, uso eficiente del agua de riego, realizar la cosecha en la etapa de madurez y altura de corte adecuadas, usar herbicidas en presiembra y en el cultivo ya establecido.
Dentro de las condiciones que favorecen la presencia de maleza se encuentran:
a) Cuando un alfalfar está en plena producción y no se fertiliza y riega adecuadamente.
b) Cuando los cortes son muy irregulares en la etapa de madurez.
c) Cuando la altura de corte es muy irregular, el cultivo se expone a una fuerte invasión de maleza perenne. En ese momento es necesario realizar el control químico.
Para el control efectivo de la maleza de la alfalfa, se pueden emplear los herbicidas: Pivot, Poast Plus, Goal, Eptam (EPTC), Balam, Buctril y Butyrac. Para su aplicación se recomienda seguir las recomendaciones marcadas en las etiquetas de cada producto.
 
Enfermedades
Las enfermedades de la alfalfa causan deterioro y muerte de las plantas y generan pérdidas económicas; sin embargo, su ocurrencia y severidad depende principalmente de las condiciones ambientales, del tipo de suelo y del manejo que se de al cultivo.
Desde el punto de vista económico existen pocas opciones para el control de enfermedades, por lo tanto, es recomendable seleccionar variedades resistentes a los patógenos.
 
Enfermedades foliares
Entre las principales enfermedades foliares que ocasionan pérdidas en el rendimiento de forraje están la peca de la alfalfa y mildiu velloso, las cuales se describen a continuación:
Peca de la alfalfa. Se presenta en la mayoría de las regiones alfalferas de México, especialmente durante la época de lluvias y cuando prevalecen períodos húmedos frescos. Sus síntomas se observan en las hojas de los dos primeros tercios de la planta, donde aparecen pequeñas manchas circulares de color castaño, las cuales pueden provocar la caída de las hojas cuando su ataque es muy intenso.
Si la peca reduce considerablemente el número de hojas, el rendimiento y la calidad de forraje disminuyen, debido a que las hojas de las alfalfa constituyen la parte más nutritiva de la planta.
Una práctica recomendable para el control de la peca, es cortar la alfalfa prematuramente durante la época de lluvias, con el fin de conservar las hojas y el valor nutricional del forraje.
Mildiu velloso. Este hongo se presenta durante la época de lluvias, principalmente en los terrenos donde la planta permanece húmeda por mucho tiempo. En las hojas infestadas por esta enfermedad se observan manchas de color gris claro sobre los tejidos, los cuales se tornan de un color rojizo cuando el ataque es muy fuerte. Las hojas llegan a presentar clorosis, se arrugan y en ocasiones mueren y finalmente se desprenden de la planta.
Al igual que para la peca, no existen medidas preventivas eficaces para el control del mildiu, por lo que el corte prematuro de la alfalfa, es la práctica más común para conservar las hojas.
Enfermedades de la raíz
Pudrición de la raíz. Es una enfermedad causada por un hongo que invade los tejidos de la raíz y el tallo. Con su ataque provoca problemas de absorción y transporte de agua y nutrimientos. Las plantas infectadas reducen su desarrollo, su follaje toma una coloración verde amarillenta, las hojas se marchitan y finalmente la planta muere.
Para prevenir y controlar al hongo se recomienda nivelar el terreno antes de sembrar con el objetivo de evitar en lo posible el exceso de humedad cuando se aplica el riego.
Marchitez. La marchitez ocurre por lo general en terrenos cuyo drenaje es deficiente o donde existen encharcamientos. Con su ataque el follaje adquiere una tonalidad amarillenta, formándose en algunas partes una coloración rojiza. A consecuencia del daño, la planta tiene un desarrollo raquítico y llega a morir.
En las raíces se observan lesiones hundidas de tamaño variable, al principio de color amarillo y posteriormente se tornan de color café obscuro con los márgenes amarillentos. Estas lesiones se pueden localizar en cualquier parte de la raíz.
El hongo de esta enfermedad permanece en el suelo dentro de las raíces infectadas y, cuando se presentan condiciones favorables para su desarrollo (exceso de agua en el suelo), produce esporangios o estructuras fructíferas, de las cuales salen las esporas que se desplazan a través del agua e infectan a otras plantas.
La transmisión de la enfermedad puede ocurrir principalmente por el acarreo del hongo a través del agua de riego, herramientas y maquinaria de labranza.
Para controlar la marchitez se deben evitar los excesos de agua en el suelo, para lo cual se recomienda nivelar perfectamente el terreno antes de establecer el alfalfar, o bien, seleccionar variedades resistentes a la marchitez. Así mismo, la rotación de cultivos de gramíneas, como maíz, avena, sorgo y trigo puede reducir la incidencia de esta enfermedad.
Enfermedades de la corona
Marchitez bacteriana o "escoba de bruja". Esta bacteria penetra en las raíces de la alfalfa por heridas y lesiones naturales de los tejidos de la corona.
Los síntomas característicos aparecen casi siempre al segundo año de establecido el alfalfar. Inicialmente se observa una reducción en el vigor de las plantas, las hojas se tornan amarillas, se blanquean y mueren a fines del verano. En las plantas afectadas, las hojas son más pequeñas y se engrosan antes de perder su coloración natural, los tallos son más pequeños y numerosos y presentan una apariencia de escoba.
Al analizar la raíz principal de una planta enferma, muestra una coloración castaño pálida en el tejido leñoso y, si se corta en secciones transversales, se observarán unos anillos café-amarillentos, precisamente bajo los tejidos de la base de la corona de la planta.
El control de la enfermedad se logra mediante el manejo adecuado del cultivo durante la cosecha, evitando al máximo el pisoteo excesivo, ya que éste ocasiona lesiones en los tejidos de la base de la corona, dando margen a que aparezca la enfermedad. Además deben evitarse los riegos muy pesados.
El control químico de la enfermedad puede efectuarse con la aplicación de terramicina agrícola y fertilizante foliar que estimule el desarrollo uniforme de los rebrotes afectados por la enfermedad.
Pudrición de la base. Se presenta en aquellos alfalfares cuyo drenaje es deficiente. En estos sitios se puede observar la pudrición de la base de los tallos que trae como consecuencia el secamiento y la muerte de todo el follaje.
Los daños más fuertes se registran durante el período de lluvias, cuando hay exceso de humedad en la base de los tallos y la temperatura es de 23 a 26 grados centígrados durante el día.
Como medida preventiva para esta enfermedad se sugiere nivelar perfectamente el terreno para evitar encharcamientos excesos de humedad. Igual que para la marchitez bacteriana, el control químico de esta enfermedad se realiza con terramicina agrícola y fertilizante foliar.
Pudrición texana. Esta enfermedad es frecuente en suelos alcalinos y arenosos, característicos de la región Norte Centro de México. Los síntomas se observan como un amarillamiento de las puntas de los tallos de los rebrotes y el secamiento posterior de la planta. La raíz presenta una pudrición negra con filamentos blanquecinos sobre su corteza al nivel del suelo; además, cerca de las plantas muertas aparecen masas de esporas del hongo.
Para su control se sugiere hacer rotación de cultivos de gramíneas al menos por tres años. Además es recomendable reducir el pH de los suelos por medio de la aplicación de ácidos húmicos, aplicar terramicina agrícola y fertilizante foliar que estimule los rebrotes de las plantas afectadas por la enfermedad.
 

 
  

miércoles, 18 de diciembre de 2013

EL CULTIVO DEL ARROZ

EL CULTIVO DEL ARROZ     


El arroz es un cultivo cuya base productiva conjuga trabajo, tierra y agua. Dada la situación actual de esos recursos en el mundo, ni Asia, ni África parecen dar garantías para producir la totalidad de la demanda mundial de arroz, necesaria para alimentar a mas de 7,000 millones de personas. Considerando que el arroz, provee más de la mitad del alimento diario a una tercera parte de la población mundial especialmente en Asia, donde se encuentra el 58% de dicha población y se consume más del 90% de todo el arroz producido en el mundo. El arroz es el único cereal importante que se destina casi exclusivamente a la alimentación humana. Sus virtudes como alimento son numerosas: Es rico en vitaminas y en sales minerales que cubren en un en un alto porcentaje las necesidades alimenticias del ser humano. Es de bajo contenido graso (1%), libre de colesterol y muy bajo en sodio. El arroz es una gramínea domesticada y es a la vez un cultivo milenario, se tiene evidencia de que en algunos países del continente asiático se cultiva desde hace unos 8,000 años. En términos de la producción mundial de los cereales, el arroz ya supera al trigo. El botánico Vavilov, consideró que el arroz cultivado tiene su origen en la India de donde pasó a la China y después al resto del mundo.Aproximadamente el 90% del arroz que se cosecha en el mundo, se produce en las zonas templadas y solo el 10 % en las zonas tropicales. En las zonas templadas donde el rendimiento de grano es bastante alto, debido a una mayor cantidad de horas luz, asimismo gran parte del arroz que se produce en estas zonas templadas, es bajo riego controlado. Sin embargo, con las nuevas variedades de alto rendimiento y la utilización de prácticas mejoradas de cultivo, se ha demostrado que también en las zonas tropicales, que cuentan con la suficiente disponibilidad de agua, es posible también obtener elevados rendimientos de arroz. Estas áreas es donde los productores pueden ser competitivos, eficientes y conducir una agricultura rentable y sostenible con el cultivo del arroz. Aunque, es considerable el área de arroz que se cultiva en tierras de secano, es decir sin riego, pero este tipo de cultivo suele limitarse en su mayor parte a zonas con lluvia relativamente abundante durante la temporada de desarrollo del cultivo.

2.     MORFOLOGÍA Y TAXONOMÍA

-      El arroz (Oryza sativa) es una monocotiledónea de la familia de gramináceas.    Las raíces son delgadas, fibrosas, fasciculadas. El tallo erguido, cilíndrico, nudoso, glabro, de 60-120 cm. Hojas alternas envainadoras, limbo lineal, agudo, largo, plano. En el punto de reunión de la vaina y el limbo se encuentra una lígula membranosa, bífida, erguida, presentando en el borde inferior una serie de cirros largos y sedosos. Flores de color verde blanquecino dispuestas en espiguillas cuyo conjunto constituye una panoja grande, terminal, estrecha, colgante después de la floración. Cada espiguilla es uniflora y está provista de una gluma con dos valvas pequeñas, algo cóncavas, aquilladas y lisas; la glumilla tiene igualmente dos valvas aquilladas. El fruto es en cariópside.

3.    VALOR NUTRICIONAL DEL ARROZ

COMPOSICION DEL ARROZ EN 100g
Agua (%)
15.5
Proteínas (g)
6.2
Grasas (g)
0.8
Carbohidratos (g)
76.9
Fibras (g)
0.3
Cenizas (g)
0.6
Calcio (g)
6
Fósforo (g)
150
Hierro (g)
0.4
Sodio (g)
2
Calorías
351
VitaminaB1(Tiamina) (mg)
0.09
Vitamina B2 (Riboflavina) (mg)
0.03
Niacina (Ácido Nicotínico)(mg)
1.4

4.    EXIGENCIAS DEL CULTIVO

-      MEl arroz necesita para germinar un mínimo de 10 a 13 ºC, considerándose su óptimo como 30 y 35 ºC. Por encima de los 40 º C no se produce la germinación.
-      El crecimiento del tallo, hojas y raíces tiene un mínimo de 7º C, considerándose su óptimo en los 23 ºC. Con temperaturas superiores a ésta, las plantas crecen más rápidamente, pero los tejidos se hacen demasiado blandos, siendo más susceptibles a los ataques de enfermedades.
-      El espigado está influido por la temperatura y por la disminución de la duración de los días.
-      La panícula, usualmente llamada espiga por el agricultor, comienza a formarse unos treinta días antes del espigado, y siete días después de comenzar su formación alcanza ya unos 2 mm.
-      A partir de 15 días antes del espigado se desarrolla la espiga rápidamente, y es éste el período más sensible a las condiciones ambientales adversas.
-      La floración tiene lugar el mismo día del espigado, o al día siguiente durante las últimas horas de la mañana.
-      Las flores abren sus glumillas durante una o dos horas si el tiempo es soleado y las temperaturas altas. Un tiempo lluvioso y con temperaturas bajas perjudica la polinización.
-      El mínimo de temperatura para florecer se considera de 15 ºC. El óptimo de 30 ºC. Por encima de los 50 ºC no se produce la floración.
-      La respiración alcanza su máxima intensidad cuando la espiga está en zurrón, decreciendo después del espigado.
-      Las temperaturas altas de la noche intensifican la respiración de la planta, con lo que el consumo de las reservas acumuladas durante el día por la función clorofílica es mayor. Por esta razón, las temperaturas bajas durante la noche favorecen la maduración de los granos.
-      La transpiración depende de la humedad y temperatura ambiente y, como la respiración, alcanza también su máximo en el momento en que la espiga se encuentra en zurrón para decrecer después del espigado.

5.    Suelo

-      El cultivo tiene lugar en una amplia gama de suelos, variando la textura desde arenosa a arcillosa. Se suele cultivar en suelos de textura fina y media, propias del proceso de sedimentación en las amplias llanuras inundadas y los deltas de los ríos. Los suelos de textura fina (“pesados" o “fuertes") dificultan las labores, pero son más fértiles al tener mayor contenido de arcilla, materia orgánica y suministrar más nutrientes. Por tanto, la textura del suelo juega un papel importante en el manejo del riego y de los fertilizantes químicos y orgánicos.

6.    pH

-      La mayoría de los suelos tienden a cambiar su pH hacia la neutralidad pocas semanas después de la inundación. El pH de los suelos ácidos aumenta con la inundación, mientras que para los suelos alcalinos o básicos ocurre justamente lo contrario. El pH óptimo para el arroz es 6,6, pues con este valor la liberación microbiana de nitrógeno y fósforo de la materia orgánica, y la disponibilidad de fósforo son altas y, además, las concentraciones de substancias que interfieren la absorción de nutrientes, tales como aluminio, manganeso, hierro, dióxido de carbono y ácidos orgánicos, están por debajo del nivel tóxico.


-      Las necesidades medias de nutrientes/tm de producción de arroz son de 21 kg de nitrógeno, 11 kg de P2O5 y 18 kg de K2O. De estos datos podemos deducir  que un abonado, pensando en una producción de 7.000 kg, puede ser del orden de:
.  150 Ud de N.
.  100 Ud de P2O5.
.    100 Ud de K2O.
-      En los arrozales del Guadalquivir se emplean 750 kg/ha de sulfato amónico, 500 kg/ha de superfosfato 18% y 150 kg/ha de sulfato potásico. Es muy frecuente que los cultivadores prescindan del potásico. Otros que llevan abonado siempre con superfosfato limitan su utilización a una vez cada dos años, y no faltan los que siempre emplean nitrogenado. El potasio se debe emplear siempre en forma de sulfato potásico en vez de utilizar cloruro.
-      Con frecuencia se añaden abonos foliares (N-P-K) a los herbicidas, para contrarrestar la depresión que éstos pueden producir en la planta de arroz.
-      El sulfato de cobre se emplea para evitar la invasión de algas. Lo corriente es aplicarlo poniendo piedras de sulfato de cobre en las piqueras.
-      La urea se usa hoy tanto como el sulfato amónico. A veces se usa el amoníaco anhidro.
-      Cuando el arroz amarillea por falta de N debe realizarse una distribución de nitrato a razón de 150 kg/ha. Sin embargo, no es frecuente que esto se haga.
-      Para ello se cierra la entrada de agua en la parcela y, después de un cierto grado de escurrido, se cierra también la salida y, ya sin corriente, se aplica el nitrato, que es absorbido por las plantas en 24 horas.
-      Hay que cuidar las dosis de N a aplicar según las necesidades de cada parcela, para evitar el peligro de encamado, muy frecuente en este cultivo, y que reduce la producción o al menos encarece sensiblemente la recolección.
-      El superfosfato y el sulfato potásico se distribuyen sobre el terreno en seco antes de inundar la parcela, incorporándolos con un pase de cultivador o grada de discos. También es posible aplicarlos en la parcela inundada, incorporándolos con un pase de fangueo.
-      Cada vez se están utilizando más los abonos líquidos en suspensión. Aparte de la comodidad de uso, parece que hay una mayor y mejor absorción de N al principio, lo que da una nascencia más vigorosa y adelanto de unos días en el cultivo.
-      La mayor absorción de nitrógeno y potasa coincide con el período de máximo ahijamiento. La de fósforo, magnesio y calcio, con la fase final del ahijamiento.
-      La mayor parte de los fertilizantes son absorbidos por las raíces antes de que empiece la fructificación.
-      La absorción de elementos minerales es mayor cuanto mayor es el desarrollo de las raíces, el cual se ve favorecido por la oxigenación del terreno y por la circulación de agua de riego.


-      El terreno debe nivelarse muy bien, con pendientes que no deben sobrepasar el uno por mil, e incluso es preferible nivelar a cero, lo que permite hacer tablas hasta de 15 ha.
-            Al final del invierno se realiza la labor de alzar con el arado de vertedera o con cultivador de ganchos. Con el fin de dejar el terreno lo suficientemente disgregado puede ser necesario dar dos pases dobles cruzados de escarificador. Según algunos agricultores, no conviene dar la labor de fangueo, porque en la siembra directa parece que se dificulta la nascencia, aunque se va imponiendo, como más práctico, en la mayoría de los casos, dar un ligero pase de fangueo. Este pase se da con tractor provisto de ruedas de jaula, sin dar solape entre las pasadas, como se hacía anteriormente.


-      Puede realizarse la siembra a voleo, a mano, con máquina o por avión. La siembra debe hacerse cuando el agua se encuentra clara y se hayan depositado los lodos en el fondo.
-      La cantidad de semilla empleada debe dar lugar a un cierto número de tallos/m2, después del ahijamiento, que sea el óptimo productivo para cada variedad, y que produzcan espigas que maduren lo más uniformemente posible. Para las variedades de panícula corta a densa y tallo más bien grueso el número de tallos/m2 más conveniente puede cifrarse en 250-300 mientras que en variedades de panícula larga y abierta, de tallo fino, este número debe estar comprendido entre 300-350 tallos/ m2.
-      El mayor número de tallos principales produce una mayor sensibilidad al encamado, pero asegura una maduración más homogénea de las espigas. Las variedades de mucho ahijamiento, como la Bahía, dan lugar a granos de maduración escalonada.
-      En todo caso siempre es aconsejable aumentar algo la dosis de semilla, especialmente en siembras tempranas y con variedades de gran ahijamiento.
-      La dosis media de siembra sería de 140-180 kg de semilla por ha.
-      La siembra debe hacerse con el terreno inundado con unos 5 cm de altura. Inmediatamente después de la siembra, sin nacer el arroz, se suele aumentar el nivel de de agua a 10 ó 15 cm, lo que perjudica el desarrollo delPanicum. Esta subida del nivel le va mal al arroz, porque al nacer se ahíla, pudiendo incluso perderse parcelas enteras.
-            En la siembra del arroz, éste no se tapa nada. Las máquinas llevan tubos que pueden ir por encima del nivel del agua. Cuando la siembra se hace con avión, éste no debe volar muy alto, pues en dicho caso penetra demasiado la semilla y no nace. El avión debe sembrar cuando no hay viento.


-      Una vez implantado el cultivo, las labores a realizar se redicen al riego y a la aplicación de herbicidas y pesticidas en su caso.
-      En el riego hay que cuidar que el nivel del agua tenga la altura debida en relación con el desarrollo de la planta. En los primeros días, el nivel ha de ser alto, para proteger del frío a la plántula, entorpecer el desarrollo de las malas hierbas, impedir que el movimiento superficial del agua por el viento arranque a las jóvenes plantitas, aún no arraigadas, y si se usan determinados herbicidas, impedir su degradación.
-      Según la planta crece conviene rebajar estos niveles para permitir un mejor desarrollo y respiración de las hojas, que deben “puntear” por encima del agua.
-      Una vez implantado el cultivo se mantiene el nivel de agua con ligeras variaciones, siendo conveniente la renovación de la misma para conseguir la mejor oxigenación y temperatura.
-      Debe resaltarse la práctica de la seca, que tiene notable influencia en los resultados de la cosecha. La operación consiste en cortar la entrada de agua y dejar que el suelo llegue a secarse en mayor o menor grado, lo que se realiza desde finales del ahijado hasta el comienzo de la formación de la panícula, a finales de junio y julio, pues si se hace en el ahijado se disminuye éste.
-      Los fines perseguidos con la seca son controlar el desarrollo vegetativo cuando éste es necesario, evitando riesgos de encame, y preparar la planta para el período de fructificación, así como es una forma de defenderse contra las numerosas algas que se crían al amparo de la planta de arroz, que dificultan la circulación del agua y llegan a molestar a la planta.
-      La seca se suele aprovechar para la aplicación de los herbicidas de contacto, que precisan mojar a la planta, ya que al mismo tiempo la seca provoca una eclosión de malas hierbas que se encontraban frenadas por la lámina de agua.


-      Tiene mucha importancia en el precio del arroz el porcentaje de granos enteros sobre el total de lo cosechado, siendo éste un valor importante a la hora de elegir una variedad, pero también es determinante en el momento de la recolección, y lo es porque si se siega el arroz muy verde hay que manipularlo mucho en el secadero, con el resultado de una disminución en dicho porcentaje.
-      Después de la recolección normalmente se quema el rastrojo y se realiza la labor de “tangueo”, que consiste en mover el barro con unas ruedas especiales.
-      La recolección se hace con cosechadora provista de orugas.
-      Cuando el arroz comienza a granar se suspende el riego. La madurez del arroz se prueba por la dureza del grano al diente, que debe ofrecer resistencia suficiente que impida cortarlo.
-      El arroz puede presentar después del trillado una humedad del 25 al 30%, por lo que debe secarse hasta alcanzar un grado de humedad inferior al 14%. El secado puede efectuarse al sol o mediante secaderos térmicos.



12.1.1.                Barrenador del arroz (Chilo suppressalis)
-      Las larvas de este Lepidóptero son las que hacen realmente el daño introduciéndose en el tallo del arroz y formando galerías. Existen medios de lucha indirectos que son muy útiles como alzar las plantas tras la recolección y amontonarlas y quemarlas. Otra medida indirecta es inundar las parcelas durante el invierno.
-      Los tratamientos pueden hacerse con varios productos como el Fenitrothión o el Piridafentión.

12.1.2.                Pudenta (Eusarcoris sp.)

-      Se trata de un insecto del orden de los Hemípteros, familia de los Pentatómidos, que es conocido por los nombres de paulilla y chinche fétida. Pica el grano produciendo unas manchitas que han sido bautizadas por algunos industriales con el nombre de “ojo de perdiz”.
-      Los daños principales no son los debidos a la disminución de la cosecha, sino al desmerecimiento de la calidad del grano.
-      Entre las materias activas utilizadas destacan el Malatión, el Carbaril y el Triclorfón.

12.1.3.                Gorgojo del arroz (Sitophilus oryzae)

-      Ataca principalmente a los granero, y no sólo se alimenta de los granos del arroz sino de cualquier otro cereal.
-      Los productos comerciales que se aplican en los tratamientos son a base de fosfuro de aluminio o fosfuro de magnesio. El fosfuro de aluminio es extremadamente tóxico por inhalación, por lo que los locales en los que se aplique deben tener un sistema de ventilación bueno.

12.1.4.                Rosquilla negra (Spodoptera litoralis).

-      También ataca a veces al arroz la rosquilla negra, Lepidóptero que es conocido ahora por Spodoptera litoralis  y antes por Prodenia litura o litoralis.
-      Más que negras son grisáceas o marrón grisáceas. Producen grandes daños al devorar las hojas.
-      Se deben combatir las larvas cuando son pequeñas, pues cuando están grandes son muy resistentes. Se matan con pulverizaciones a base de carbaril, fenitrotión, triclorfón y otros.

12.1.5.                Gusano de los planteles del arroz.

-      Son dípteros y hay tres géneros diferenciados: Chironomus, Ephydra y Ortocladius.
-      Medios de lucha: se da una seca y, cuando se elimina el agua, se pulverizan las plantas, haciendo entrar el agua media hora después, cerrando las boqueras y manteniendo el nivel constante. Para pulverizar se pueden emplear Carbaril, Malatión, etc.

12.1.6.                Pulgones

-      Aunque no es muy frecuente, se presentan a veces en el arroz invasiones de pulgones. Para luchar contra ellos hay numerosos afidicidas como el etiofencarb, malatión o fenitrotión.

12.2.             ENFERMEDADES

-      Dentro de las enfermedades que padecen los arrozales, la más temible es la Pericularia oryzae, originada por un hongo microscópico. El micelio del hongo produce una sustancia tóxica conocida como pericularina, que inhibe el crecimiento de los tejidos y los desorganiza.
-      Medios de lucha: se emplea el caldo bordelés, a razón de 1.200 l/ha (al 0,4% de sulfato de cobre), pero el tratamiento, que debe ser repetido para que sea eficaz, resulta muy costoso y produce mermas en el rendimiento de la cosecha.
-      Como medidas preventivas pueden citarse:
-      Empleo de variedades que no sean muy sensibles al ataque del hongo.
-      No abusar del abono nitrogenado.
-      Utilizar un abono equilibrado con fósforo y potasio.

-      Retirada tardía del agua en el período de maduración.